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Orientaciones para una Enseñanza Online adecuada:

 

La actual crisis sanitaria por el COVID-19 ha traído muchos cambios a nuestra vidas. Uno de esos cambios ha sido la “enseñanza online“ para las familias con niños.

Muchos de nuestros alumnos nunca han enviado/recibido un correo electrónico, no saben lo que es un documento Word o PDF, ni saben mecanografiar de una manera eficaz.

Se tienen que enfrentar a hacer sus tareas escolares, estudiar nuevos contenidos y todo ello en un medio que no dominan y que no conocen lo suficiente. En resumen, nos encontramos con que su competencia digital no está bien adquirida. Sabemos que son “seres tecnológicos“ y que aprenden muy rápido, pero toda enseñanza tiene un ritmo. Desde el Equipo de Orientación Educativa y Psicopedagógica (E.O.E.P.) de Fuenlabrada hemos recogido algunas sugerencias que pueden servir para sacar adelante este tercer trimestre a la vez que cuidamos de la salud emocional de nuestros pequeños.

 

1.- Visión general diaria.

Cada día revisar las tareas, ver en cuáles puede necesitar ayuda, cuáles puede hacer solo y organizarlas de tal modo que cuando se vayan a enfrentar a las más difíciles podáis prestarle vuestra ayuda. Una buena planificación diaria reducirá los momentos de tensión entre los miembros de la familia.

2.- Sabemos lo que sabemos.

No podemos tratar de reemplazar al profesor. El rol de profesor no es el rol de padre/madre, pueden ser compatibles, pero no sustituibles.  Podéis poner todo vuestro cariño y empeño para explicar contenidos, resolver problemas, pero eso no quiere decir que lleguéis a todo.   Siempre que sea necesario hay que recurrir al profesor, preguntar las dudas, contarle lo que se ha intentado hacer y esperar a su respuesta para ponerla en práctica.

3.- Recursos a nuestro alcance.

Igual que en el punto anterior, vuestros recursos son los que son. Podéis intentar mejorar algunas cosas (conexión a internet, comprar una impresora, etc), pero hay muchas otras que no van a cambiar. Si no sabéis hacer una presentación en PowerPoint, ni editar videos, ni bajar según qué cosas de internet, no pasa nada. Seguramente esa tarea se puede hacer de mil formas sin tener que pasar horas y horas intentando hacer una presentación maravillosa con el estrés que eso conlleva.

4.- Horario fijo pero flexible.

Es muy importante tener una rutina diaria, que los niños sepan qué toca después de cada momento y que eso va a ser así día tras día. Marcar una rutina no significa tener un horario inflexible que no deje espacio al bienestar del niño. Se puede poner un horario (Desayuno – aseo – deberes – comida- descanso – deberes – tiempo libre…), pero si un día por cualquier razón este ritmo hay que variarlo, se explican los motivos a todos los miembros de la familia y se acuerdan los cambios.

5.- Conocimientos en ofimática.

En muchos casos, vuestros hijos no se han enfrentado antes al hecho de necesitar conocimientos en ofimática para hacer sus deberes.  Están ahora aprendiendo a adjuntar archivos, crear documentos, copiar y pegar información, búsquedas en Google, etc.  Es importante tener paciencia con ellos, darles las indicaciones de la manera más clara posible y, sobre todo, entender que quizá no son capaces aún de hacer todo lo que se les pide.

6.- El aula en casa.

Trabajar en un ambiente ordenado hará que su concentración y rendimiento mejoren.  Se puede incluir la rutina de limpiar la zona de estudio antes de hacer las tareas (no tener juguetes encima de la mesa, no tener aplicaciones de chats online abiertas, tener el material necesario siempre cerca, etc.). Si es posible, es mejor hacer las tareas en una habitación que no sea la zona común, con un ambiente silencioso y que propicie la atención y concentración en lo que se hace.

7.- La soledad de la enseñanza on-line.

Los alumnos están acostumbrados a trabajar los contenidos en clase de diferentes maneras, y estas maneras casi siempre incluyen el trabajo grupal por medio de juegos o trabajos en grupos. Ahora esta actividad cooperativa no es posible, pero se puede intentar sustituir por otras actividades también motivadoras. Por ejemplo: juegos online que ofrecen los propios libros educativos digitales, crear grabaciones de voz o de video repitiendo lo aprendido y pasarlo a los compañeros o al profesor, buscar en internet actividades de juego que les motiven y que les ayuden en el repaso, etc.

8.– Reconocer las dificultades y posibilidades de cada alumno.

No se debe olvidar que cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje y que las orientaciones y tareas que se reciben son a nivel global para toda la clase. Es importante saber que si el alumno tiene mayores dificultades en llevar a cabo alguna de las tareas o no es capaz de comprender algo de lo aprendido, hay que hacérselo saber a su tutor/a.  En algunos casos es necesario hacer adaptaciones por las características personales y sociales del alumno.

9.– Respetar los tiempos de ocio.

Los niños necesitan tener su tiempo de ocio.  Para ello se necesita que el tiempo que dediquen al estudio sea de calidad, que se aproveche al máximo para avanzar en los contenidos. Pasar horas delante del libro o de la pantalla sin la concentración necesaria, pocas veces es eficaz y suele desembocar en un malestar en el alumno y en una desmotivación o rechazo hacia lo escolar. Jugar también forma parte de su formación y debemos respetarla y fomentarla.

10 – El verano ya llegó.

En este año, como todos los anteriores, el verano es para que los alumnos descansen. En el período estival se puede poner tiempo para leer, para escribir un diario, escribir cartas a los amigos, hacer tareas si nos las han dado desde el colegio, etc. Pero es mejor huir de la idea de “recuperar en verano lo que hemos perdido en el tercer trimestre”. El año que viene, cada centro escolar, cada tutor, sabrá cómo afrontar el inicio de curso después de la situación que hemos vivido y se tendrán en cuenta las situaciones individuales de cada alumno.

Esperamos que estas sugerencias os sirvan de ayuda.

Todo lo que nuestros hijos están aprendiendo en estos tiempos de malas noticias, enfermedad, incertidumbre, solidaridad, sentimiento de pertenencia al grupo y de sentimientos a flor de piel, no está recogido en ningún currículo ni en ninguna programación didáctica.

¡¡ Aprovechemos esta oportunidad para trabajar en valores, creencias e inteligencia emocional con nuestros hijos !!